A mediados del siglo XIX nació un nuevo tema en la literatura, que mucho más tarde, después de Poe y sus crímenes de la calle Morgue, se convirtió en el género que hoy conocemos como "novela policíaca". Destacaron autores como Edgar Allan Poe o Arthur Conan Doyle, que creó al mítico Sherlock Holmes, el maestro de la deducción. La trama de estas novelas estaba cargada de sospechosos, interrogaciones y pistas que iban conduciendo la historia a su desenlace, y casi todos sus crímenes afectaban a la gente de la alta sociedad, con el detective cerrando la mayoría de sus casos en escenarios amplios y lujosos. Apenas había tiroteos, escenas de acción o muertes explícitas. Lo único que captaba la atención del lector era descubrir al asesino en la última escena y ver a su protagonista favorito haciendo alarde, página tras página, de su inteligencia sobrehumana.
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Uno de los primeros ejemplares de la obra de Poe, traducida por Julio Cortázar. |
Por suerte el género evolucionó a historias más complejas que hacían honor al nombre de "novela negra". Fue entre los años 1920 y 1930 cuando apareció un subgénero llamado hard boiled que contaba historias cuyo crimen a resolver seguía siendo el nudo principal del argumento, pero con un matiz más oscuro. Sus protagonistas también se desempeñaban en el papel de detectives o policías, pero eran más realistas y verosímiles y al final no siempre ganaban. Eran supervivientes en un mundo oscuro, lleno de muerte, corrupción y sexo, que nos hacía empatizar con ellos y darles la razón en sus reflexiones más pesimistas.
Fue una revista de género "pulp" llamada Black Mask, la que empezó a publicar estas historias y donde se dieron a conocer autores como Spillane, Horace McCoy, Earl Stanley Gardner y el hombre cuya novela hace mención a esta entrada: el gran Dashiell Hammett.
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Número de la extinta revista Black Mask. |
Cosecha roja nos sitúa en la ciudad de Personville, o como la llaman sus personajes, "Poisonville", un lugar donde la bondad de sus vecinos hace tiempo que fue asesinada. El protagonista nunca revelará su verdadero nombre, y sólo sabremos que es miembro de una agencia de detectives (sospechosamente parecida a la misma en la que trabajó el propio Hammet, la agencia Pinkerton) llamada Agencia Continental. Este misterioso detective es contratado por Elihu Wilson, un accionista e hijo del alcalde de la ciudad, Donald Wilson, que consiguió su poder electoral a base de matones a los que pagó para que extorsionaran a sus rivales políticos y a sus votantes. Nuestro hosco protagonista llegará a la casa de su cliente y tendrá una breve entrevista con su mujer, que desconoce la razón de por qué ha sido contratado. De repente, alguien la llamará por teléfono y tendrá que salir de casa, dejando a nuestro héroe con la palabra en la boca. Unas líneas después, descubriremos que Elihu Wilson ha sido asesinado.
Dashiell Hammett muestra de maravilla el pesimismo que se respira en cada rincón de la ciudad y también de la época, en plena Depresión. Sus escenarios están llenos de gángsters, policías corruptos, tiroteos y testigos que ofrecen su ayuda pero que a la vez tienen algo que esconder. Personalmente me he encariñado con estos personajes, ya que sin ellos la trama no avanzaría. Además, muestran un reflejo sincero pero duro de la sociedad actual, en la que solo ayudamos si recibimos algo a cambio y donde todos guardamos un lado oscuro que ocultamos al mundo.
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Cosecha roja ha seguido publicando ejemplares hasta el día de hoy, cambiando la imagen de su portada con el paso de los años. |
Otro de mis personajes favoritos es Dinnah, la mujer fatal de esta novela y cuyos encantos la llevan a conseguir cualquier cosa de los hombres que conoce. Su habilidad para seducir, engatusar, y obtener lo que quiere le ayudan a sobrevivir en una ciudad donde la muerte acecha en cada esquina, convirtiéndola en la principal sospechosa de cada paso que da nuestro héroe hacia su objetivo. Una mujer sin escrúpulos, que sube las expectativas de la historia con bastante frecuencia y que ha sabido adaptarse al mundo en el que vive sin adoptar un papel victimista.
Cosecha roja muestra la corrupción en su máximo esplendor, sin tapujos, y de la mano del poder y la avaricia. Una corrupción que entra en disputa con la justicia del protagonista, que quiere limpiar la ciudad, pero se da cuenta que para acabar con el mal tiene que ser tan malvado como ellos. Es un mundo donde todos guardan secretos, donde la esperanza no existe y la única manera de seguir con vida es estar callado y obedecer a la gente de poder. En esta obra, Hammett muestra los dos lados de la moralidad pero a la vez lanza un mensaje de que en el fondo es una línea muy fina la que separa el bien del mal. Para eso utiliza la corrupción como tema principal: la que nace de grupos poderosos cuya avaricia les impulsa a querer más y que aprovechan su poder para conseguir absoluta inmunidad ante la ley, y la que aparece en el propio universo, machado de sangre y dinero sucio, que acaba corrompiendo a cualquiera. Nuestro protagonista, por ejemplo, no parece sentir remordimientos al actuar con las mismas artes oscuras que sus enemigos, y al final todos acaban ignorando la ley y aplicando la suya propia, con la única diferencia de buscar objetivos contrapuestos; pero a ninguno de los dos bandos les preocupa matar, engañar o comprar el silencio de quien sabe demasiado.
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Foto de Dashiell Hammett, creador del agente de la Continental. |
La novela está narrada desde la sencillez (que no simpleza) de Dashiell Hammett, priorizando así la historia y la fluidez de la lectura para que su embrujo nos transporte a Personville, pero al mismo tiempo, guardando en muchas de sus frases una musicalidad especial que hará que resuenen en vuestro inconsciente.
Una obra disfrutable del maestro y padre del género policíaco que conocemos hoy en día.
Una obra disfrutable del maestro y padre del género policíaco que conocemos hoy en día.
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