Una de las razones por las que me gusta tanto el cine es por su simbología, cuando la usa, y sus metáforas visuales, pues creo que cuando son descubiertos dotan de mayor profundidad a la película. Casi todas ellas, sean mejores o peores, están llenas de simbologías y metáforas como, por ejemplo, las puertas que hay al fondo de muchos escenarios de la película Whiplash, representando así las oportunidades que tiene el protagonista a lo largo de la historia, o los planos generales y amplios de Taxi Driver en los que aparece Travis sin nadie alrededor para mostrar la soledad que sufre el personaje.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-vWtr6fizi4doRExY-5T3UNewd-LFuBc07Q-_PSHXjpttWuw3PzbIIpGYP06NopGyVSp80svUf8pQe7Ip2oxRkZKqYDyKk-SvPP0Ikj1DmeyV-fIFywX6wFhs8oYy0IYutAD5KT_wwxE/s320/TAXI+DRIVER+2.jpg)
Aquí podemos ver dos de los muchos planos generales que aparecen en la película Taxi Driver.
Estos simbolismos también se emplean en las novelas, como la mano atrofiada de Yarvi, protagonista de Medio Rey, y que solo enseña para acentuar sus decisiones más crueles, o la que todos conocemos: la transformación a escarabajo que sufre el protagonista de La Metamorfosis de Kafka. Precisamente, esta última metáfora es recurrente en la película sobre la que voy a hablar hoy: Párasitos, de Bong Joo Ho.
Parásitos cuenta la historia de una familia pobre y en paro que vive en el semisótano de un pequeño apartamento, subsistiendo gracias a las sobras del edificio de arriba, del que consiguen wifi, luz, y agua suficiente para sobrevivir un día más. Todo cambia cuando Ki-Woo, protagonista de esta historia, recibe una visita de su amigo universitario. Éste le ofrece un trabajo como profesor particular a cargo de la alumna que está llevando porque tiene que mudarse a otra ciudad para continuar con su carrera, la misma que Ki-Woo dejó por falta de dinero. Tras un par de cervezas Ki-Woo acepta el trabajo, y al día siguiente, cuando se presenta en la dirección que le ha facilitado su amigo, se da cuenta de que la alumna es una niña rica. Cuando el protagonista termina su primera clase y se dispone a volver a casa, la señora Yong-Kyo, madre de la alumna, le enseña un dibujo estrafalario de su hijo pequeño, y Ki-Woo, sin pensarlo, recomienda a su hermana como una supuesta profesora de arte abstracto de la que ha oído hablar por ahí. La señora Yong-Kyo apunta el número y llama a la hermana de Ki-Woo para que ayude a potenciar ese talento escondido que tiene su pequeño. Poco a poco, los dos hermanos se acomodarán en sus nuevos trabajos y trazarán un plan para intentar que despidan al chófer y a la asistenta de la familia y que sean sus padres los que ocupen dichos puestos. Hasta aquí la historia adopta un estilo clásico de policías y ladrones, donde los hermanos Kim interpretan sus nuevos roles a la vez que consiguen información valiosa para llevar a cabo su estrategia y seguir recibiendo su suculento sueldo a final de mes. En este punto, la película parece lanzar una crítica a la sociedad pobre que vive aprovechándose de los ricos. Y sí... pero no. En realidad el mensaje tiene otra vuelta.
La trama avanza y descubrimos que no solo son los Kim quienes se aprovechan de la familia Yong, si no que el marido de la antigua asistenta vive escondido en el semisótano de esa casa. Este personaje se comportará como un escarabajo (la escena donde está encorvado y se come un plátano introduciéndoselo lentamente en la boca es sublime) y es uno de los motivos por los que vestirá de negro en todo momento. Aunque, más allá de una simple asociación de color, este hombre nos recordará a un insecto por su expresión excéntrica y su manera de moverse y caminar. Tras una serie de circunstancias en la historia que van subiendo las expectativas y provocando tensión e incomodidad a partes iguales, se destapa otro de los mensajes: mientras la familia Yong no muestra ni un sólo gesto de agradecimiento a sus empleados, la familia Kim tiene remordimientos por no ayudar al marido de la antigua asistenta, que sigue encerrado en el semisótano y que ha olvidado cómo es el mundo exterior.
La película muestra un universo donde los supuestos parásitos son creados por la gente de poder, que a su vez los necesitan para seguir manteniendo su calidad de vida. El aprovechamiento es mutuo, (unos quieren vivir bien, y otros, su dinero), pero el mensaje está lanzado con cuidado para no posicionarse y dejando que seamos nosotros los que valoremos quienes son los buenos y los malos de esta historia. Al mismo tiempo, nos da una advertencia: si la avaricia lleva a la gente acomodada a crear cada vez más pobreza, existe el riesgo de terminar devorados por su propia creación, como un ejército de cucarachas furiosas con hambre de alimento y venganza..
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Aquí podemos ver dos de los muchos planos generales que aparecen en la película Taxi Driver.
Estos simbolismos también se emplean en las novelas, como la mano atrofiada de Yarvi, protagonista de Medio Rey, y que solo enseña para acentuar sus decisiones más crueles, o la que todos conocemos: la transformación a escarabajo que sufre el protagonista de La Metamorfosis de Kafka. Precisamente, esta última metáfora es recurrente en la película sobre la que voy a hablar hoy: Párasitos, de Bong Joo Ho.
Parásitos cuenta la historia de una familia pobre y en paro que vive en el semisótano de un pequeño apartamento, subsistiendo gracias a las sobras del edificio de arriba, del que consiguen wifi, luz, y agua suficiente para sobrevivir un día más. Todo cambia cuando Ki-Woo, protagonista de esta historia, recibe una visita de su amigo universitario. Éste le ofrece un trabajo como profesor particular a cargo de la alumna que está llevando porque tiene que mudarse a otra ciudad para continuar con su carrera, la misma que Ki-Woo dejó por falta de dinero. Tras un par de cervezas Ki-Woo acepta el trabajo, y al día siguiente, cuando se presenta en la dirección que le ha facilitado su amigo, se da cuenta de que la alumna es una niña rica. Cuando el protagonista termina su primera clase y se dispone a volver a casa, la señora Yong-Kyo, madre de la alumna, le enseña un dibujo estrafalario de su hijo pequeño, y Ki-Woo, sin pensarlo, recomienda a su hermana como una supuesta profesora de arte abstracto de la que ha oído hablar por ahí. La señora Yong-Kyo apunta el número y llama a la hermana de Ki-Woo para que ayude a potenciar ese talento escondido que tiene su pequeño. Poco a poco, los dos hermanos se acomodarán en sus nuevos trabajos y trazarán un plan para intentar que despidan al chófer y a la asistenta de la familia y que sean sus padres los que ocupen dichos puestos. Hasta aquí la historia adopta un estilo clásico de policías y ladrones, donde los hermanos Kim interpretan sus nuevos roles a la vez que consiguen información valiosa para llevar a cabo su estrategia y seguir recibiendo su suculento sueldo a final de mes. En este punto, la película parece lanzar una crítica a la sociedad pobre que vive aprovechándose de los ricos. Y sí... pero no. En realidad el mensaje tiene otra vuelta.
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Los hermanos Woo tendrán serios problemas hasta para disfrutar de un rato de internet. |
La trama avanza y descubrimos que no solo son los Kim quienes se aprovechan de la familia Yong, si no que el marido de la antigua asistenta vive escondido en el semisótano de esa casa. Este personaje se comportará como un escarabajo (la escena donde está encorvado y se come un plátano introduciéndoselo lentamente en la boca es sublime) y es uno de los motivos por los que vestirá de negro en todo momento. Aunque, más allá de una simple asociación de color, este hombre nos recordará a un insecto por su expresión excéntrica y su manera de moverse y caminar. Tras una serie de circunstancias en la historia que van subiendo las expectativas y provocando tensión e incomodidad a partes iguales, se destapa otro de los mensajes: mientras la familia Yong no muestra ni un sólo gesto de agradecimiento a sus empleados, la familia Kim tiene remordimientos por no ayudar al marido de la antigua asistenta, que sigue encerrado en el semisótano y que ha olvidado cómo es el mundo exterior.
La película muestra un universo donde los supuestos parásitos son creados por la gente de poder, que a su vez los necesitan para seguir manteniendo su calidad de vida. El aprovechamiento es mutuo, (unos quieren vivir bien, y otros, su dinero), pero el mensaje está lanzado con cuidado para no posicionarse y dejando que seamos nosotros los que valoremos quienes son los buenos y los malos de esta historia. Al mismo tiempo, nos da una advertencia: si la avaricia lleva a la gente acomodada a crear cada vez más pobreza, existe el riesgo de terminar devorados por su propia creación, como un ejército de cucarachas furiosas con hambre de alimento y venganza..
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